jueves, agosto 10, 2006

Juego de cometas

Hay quien se cree incapaz de jugar con cometas.
Incapaz de levantarla del suelo, de mantenerla en el aire, de evitar que se estampe contra el suelo, impedir que se rompa la cuerda o que se escape de las manos.
Hay quien piensa que es un juego sin emoción.
Que disfrutas los primeros días, por novedad, pero que un día te acabas cansando. Un juego que necesita dedicación pero que sólo se tiene alguna ocasión para ello durante pequeñas temporadas al año.
Se suele pensar que después de haber tenido tu primera cometa, la segunda ya no te parece tan divertida como la primera. Como ventajas: ya sabes cómo funciona, cómo dirigirla, qué viento le perjudica y la hace caer, qué viento la balancea mejor y que luz del dia la hace brillar más. Pero, hay desventajas: ya sabes manejarla, enseguida puedes llegar a aburrirte. O haces algo nuevo, diferente (inventas movimientos nuevos); o la acabas aparcando en el fondo del armario, al lado de la vieja.
Yo tengo dos cometas. Nunca me planteé tener ninguna. Nunca pensé que aprendería a jugar con tanta facilidad cuando conseguí mi primera; y que, después de esa, me vería capaz de hacer volar otra de diferente forma, color y dimensión.
Mi primera cometa era de color verde césped, de reflejos brillantes. Esa cometa la conseguí de pequeña pero no la hice volar alto hasta que llegué a mi adolescencia. Eran días de verano; descubrí que todavía conservaba aquella cometa y no sé porqué aquel año sus reflejos me parecieron más brillantes de lo que los recordaba. Aproveché aquellos buenos días, aprendí a jugar con ella. Pensé que sólo la podría hacer volar durante esos días, pero el invierno me sorprendió con unos días de buen tiempo que sin duda disfruté también.
Luego la primavera y de nuevo el verano.. fueron años favorables en viento y temperatura; pero el segundo invierno vino con aires tormentosos. El frío congelaba mis manos, a veces era casi imposible mantener el hilo firme y con fuerza. Una tarde de enero, el frío cubrió de escarcha el hilo, ahora resbalaba, se me escapaba de las manos. La cometa no resistió la presión y se soltó de mis manos, corrí a buscarla pero ya se había caído al suelo: demasiada altura, demasiada distancia. No pude volver a hacerla volar.
Pasaron unos años, yo dejé de pensar en la cometa. Ahora la que intentaba volar era yo.
En una de mis carrerillas hacia el vuelo personal, ¡me tropecé con una nueva cometa! esta parecía no llevar hilo, se le habría escapado a alguien. De colores rojizos con reflejos en franjas tan brillantes o más que la primera. Ésta no tiene forma de rombo, parece más un minialadelta. Su material es diferente, quizá sea más resistente.
Me encantó. Volámos por parques, calles y playas el tiempo que pudímos (sobrevolamos Lisboa)
Ahora quiero seguir jugando, pero sé que tengo menos tiempo que antes. Se acerca el invierno y de nuevo habrán pocas ocasiones para echar a volar, y las pocas serán complicadas.
Temo que el frío vuelva a escarchar el hilo, a que se me vuelva a escapar de las manos. Temo a que un viento fuerte me rompa el hilo que nos une, a que el viento la distancie demasiado de mí, a no poderla mantener cerca. Temo al aburrimiento del juego, a la pérdida de la emoción.
Empiezo a sentir que se me resbala y todavía no ha llegado el mal tiempo.
¿Cómo se gana en este juego de cometas?

2 comentarios:

Pol dijo...

Por mucho que te niegues a tener cometas voladoras siempre alguna te va a caer aunque no quieras. Eso no se escoge. Así que para todos aquellos que anhelamos , en un momento u otro de nuestra vida tener una, solo necesitamos paciencia para que llegue ese viento ansiado y podamos echarla a volar.

Respecto a tu primera cometa...yo creo que aunque fuese la primera y por ello importantísima, aquella ya voló muy lejos de ti...

Respecto a la segunda...ella está lejos y aunque desees poder hacerla volar sabes que es dificil así que yo o me obcecaría que hacer mucho calor y hay poco viento...

Pd: tu ves echando fichas, a ver si te tocan más cometas voladoras en la tómbola vital y ya tá!!

PD: Comienzo a plantearme hacer la mochila ya...¿Dónde has dejado tu riñonera para guardar las "fichas" de Lisboa?? jejej

Petonets!!!

Mar dijo...

Hmmmm... creo que he estado haciendo volar cometas y no me había dado cuenta, de un montón de colores, formas... Está bien que estés en lo que estés.
Saluditos